¡Fighting!

Entre paredes de colores pasteles y el cuarto repleto de juguetes, comparte con niños que van y vienen, algunos le acompañan por meses, la mayoría por solo unos días. A pesar de eso, puede hacer el doble de amigos que un chico en la escuela el doble de tiempo. La gente grande la mira y se lamenta, no saben que no esta sola, tiene a Osito; Así le decía al chiquito que duerme en la cama de al lado, puesto que este "Pandita" le ha llamado, gracias a las grandes ojeras debajo de sus ojos.

Anita la niña de pijama rosa claro y Osito el de pijama azul con estampado. Al igual que Osito Anita no tiene papás, con solo cuatro añitos de edad, saben que debido a una enfermedad a mayores no llegaran, solo viven el día a día, jugando y riendo como cualquier niño de su edad.

Les cuento algo... Hace un  par de días Pandita sufrió una recaída y aunque Osito se preocupo, con fuerza le abrazo y se mantiene junto a su cama, toma su mano cada que puede (no mucho tiempo, porque se cansa)  junta sus manitos con las de ella, hace un puñito de quince deditos y le da un besito... 

Sabe que los besitos llegan directo al interior, sabe que al hacerlo Anita se siente mejor, pues sonríe su corazón y lo sabe porque se lo dijo el doctor.

Por eso cuando escucha a algún adulto, enfermera, curioso, doctor o persona mayor, afirmando que para ellos no habrá futuro, toma a nuestra Pandita, le da un abrazo y le pide que no haga caso. Mientras estén juntos todo estará bien, mientras junten sus manitos y hagan puñitos, alegres se mantendrán sus corazoncitos y querrán latir aun mas para los dos.