~Leo

Amanece, es sábado… 
De la semana el día más largo, el tiempo se detiene y ayer las horas pasaban volando, ella quiere que acabe pronto, ya no aguanta más, quiere dejar todo atrás y empezar de nuevo;

Por eso bloqueo su mente, prefiere olvidar pero las circunstancias la hacen recordar.

Un nuevo año de vida se concreta para ella y siente que sus sueños no ha realizado, por las noches piensa en su camino ¿Qué le deparara su destino?

-Un año más de vida *piensa ella afligida* muchas cosas pueden suceder…

Ya no es una niña, son ¡veinte años! esta pensativa y muy poco animada, porque sus metas aun no han sido logradas, sus sueños se desvanecen y las responsabilidades poco a poco aparecen.

Se agrieta un poco su corazón…

Pero esto pasa cada año, odia que llegue su cumpleaños, carece de suerte  y este día mas, a partir de ahora nada sera como antes. 

-¡No quiero! 

Sigue siendo princesa, las responsabilidades parecen llegar un poco tarde. Esta comprometida, se prometió a madurar, madurar por desicion. Leo quiere salir, dejar la torre, conseguir huir y ser tan simple como cualquier mortal. Dedicarse a algo mas, que solo esperar por su rescate o como diría ella:


-cambio de cárcel 

Leo es princesa, por determinación de ellos. No quiere seguir así, ella no sufre, es muy feliz. Pero es curiosa, una niña en el cuerpo de señorita que ansia conocer, el mundo de colores, que hasta ahora solo ha visto gris. 


Cada que llueve, desde su balcón, Leo espera ver el arcoiris que se esconde tras aquella montaña.  Sube a  la pared muy cerca de la reja y se queda ahí, sentada en la orilla. Sueña...
Sueña en caer. Levantarse y correr, correr a la luz. Esa que solo ella puede ver. Esa que le llama, cada vez que divisa el horizonte a lo lejos, como si alguien o algo, al otro lado le esperara, le nombrara.