¡Paris es para los enamorados?

Esperando un café helado, y con pensamientos muy desornados, no puedo dejar de lado la imperiosa necesidad que tengo por escribir, y es que al pensar en ti distintas emociones surgen, el corazón se acelera casi al punto de explotar y dejarme sin poder palpar una vez mas esos latidos incesantes, que aparecen justo al pensar en ti,  al mismo tiempo aparece el nerviosismo, ese intenso cosquilleo que me aborda sin poder hacer nada lo suficientemente posible para detenerlo, me rindo ante el hormigueo incesante que recorre mi cuerpo, evitando recrear imágenes en mi cerebro que puedan convertirse en sensaciones, poco respetables para una mañana germinante.

Me paseo por las cosas que he sentido, y hurgando en los momentos que últimamente he vivido me encuentro que cada frase, persona o situación me lleva de cierto modo y casi sin darme cuenta a Paris. Hasta mi gusto por el café que a estas alturas se ha vuelto adicción, mi memoria a corto plazo que me juega malos ratos, mensajes que tienen que ver con Dios, filosofías y dudas, todas me dirigen ahí. Y es que inexplicablemente debo afirmar que antes de conocerte Francia existía, al mudarte seguía allí, y ahora al conocerte más a fondo, todo tiene que ver con Paris.

Ni siquiera entiendo el Frances, muchos menos podría hablarlo, soy pésima en pronunciarlo y ni ánimos de aprenderlo, no puedo aceptar que no hables español, que sea tan mala tu pronunciación, aun así adoro cuando dices Je t’aime, es como si algo se despertara en mi. Quizás no sea tan ilógico, tener tantas referencias a Paris, después de todo me enamore de ti...

Spécialement dédié à vous, mon mari bien-aimé! M & P